viernes, 25 de marzo de 2016

Realidad no tan real

Escribir sobre mi misma no siempre dará como resultado un retrato fiel de mi pasado.

Puede ser incluso, que si me leen mis hermanos no reconozcan como reales los pasajes que narro vívida y claramente.

Hace algún tiempo viví esta realidad de manera palpable, me senté cerca de una hora a escuchar un relato de la infancia de alguien que vivió una gran parte de su vida conmigo, lo que él contaba no tenía nada que ver con los recuerdos almacenados en mi memoria, su historia contrastaba fuertemente y en puntos relevantes tanto como en algunos insignificantes, con lo que yo recordaba con certeza de los mismos acontecimientos. Primero me preocupé, pero después comprendí que no tenía caso argumentar ni discutir, esa era su realidad ¿cómo argumentas contra el recuerdo de alguien? resultaría su memoria contra la mía.




Al escribir sobre tu infancia encontrarás seguramente estas discrepancias cuando te lean tus familiares y amigos. 
Puede que los adultos que te rodeaban recuerden las cosas un poco menos intensas, tal vez no recuerden algunos que para mí fueron específicamente significativos; lo que resulta importante para un niño de 6 años tal vez no lo sea tanto para su padre de 40 y visceversa.

Escribir sobre el pasado no es necesariamente un cuadro realista, no responde a una investigación criminalística en dónde debo plasmas con lujo de detalle lo que pasó con apego estricto a la realidad so pena de perjurio.

El pasado que plasmo en el papel es el que corresponde a mi memoria, mas específicamente y de forma subjetivamente importante, el que corresponde a mi memoria emocional. Aquello que queda almacenado y que recupero con facilidad en la distancia es principalmente lo que causó una emoción importante cuando lo viví .
No necesito ser exhaustiva en la búsqueda de información, puedo cruzar algunos datos con aquellos que vivieron los mismos acontecimientos, pero no debo frustrarme ni estresarme porque mi memoria no coincide con la de ellos.
Escribir de mi infancia será en gran medida seguir mi risa, mi llanto, mi coraje, mi desesperación, mi emoción, mi sensación de triunfo y de fracaso, mi seguridad y mi inseguridad, recordar en el proceso que escribo la historia de mis sentimientos ayudará a ser más indulgente conmigo misma y con los que me rodean y me rodearon. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario