domingo, 27 de marzo de 2016

Escribir del pasado

Si hablamos de escribir para sanar en la mayoría de los casos hablamos de escribir sobre el pasado.

Ya sea un ejercicio completo de escritura autobiográfica o simplemente una aventura de una noche con algún sentimiento escondido, algún asunto inconcluso con un fantasma importante o una disputa no saldada con una versión más joven de mi misma a la que no he podido perdonar por ser como era y a la que no he podido integrar en mi realidad actual.

El pasado aparece como el monstruo culpable de todo lo que nos acontece, un monstruo al que ya no podemos alcanzar y del que solamente podemos hablar... o escribir.

Si el pasado nos visita como monstruo entonces escribiremos sobre él para vencerlo, mejor dicho para desprendernos de él.


Escribimos del pasado para encontrarnos o para perdernos en él.

Para encontrarnos: recurrimos al pasado para entendernos, comprender nuestra historia y encontrarnos en el presente, vamos al pasado para rescatar a la niña que confiaba, a la adolescente que soñaba con optimismo, a la adulta jóven que no se cansaba de intentarlo una y otra vez. Regresamos al pasado para traernos lo mejor de nosotros mismos. Escribir los momentos mágicos de la niñez nos llenará de energía, redactar nuestras anécdotas de la adolescencia podrá renovar nuestra confianza, y me pondrá nuevamente en perspectiva mi vida y lo que puedo hacer de ella. Si escribo del pasado para encontrarme seguramente terminaré renovado.

También podemos escribir del pasado para perdernos en él, olvidarme del aquí y el ahora en la añoranza. A veces hace falta escapar del presente y perdernos en una sensación completamente agradable del pasado.

Podemos escribir del pasado para desprendernos, dejar atrás acontecimientos dolorosos, despedirnos y liberarnos de la carga de algo que nos mantiene fijos en él. Escribir sobre lo que pasó nos permite verlo desde una perspectiva diferente. Si escribo como adulto de mi infancia podré entender porque esa niña actuó y vivió las cosas como lo hizo, pero lo entenderé desde la adulta que soy.
Escribir sobre el dolor del pasado permite volcarlo de una forma diferente que cuando lo platico, me permite darle un cierre especial y dejarlo ahí, guardado en el papel.

Por último, podemos escribir sobre el pasado para enfrentar a nuestros monstruos y vencerlos en la distancia y el papel.

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