lunes, 12 de enero de 2015

El diario, la vida en perspectiva.

La limpieza de principio de año me trajo un hallazgo inesperado. En un cajón de un mueble que había heredado a mi hija mayor, perdido en el fondo y con mucho tiempo de abandono se encontró mi diario de la adolescencia.
Ella lo rescató intrigada y respetuosa, me lo entregó como si se tratara de un tesoro, y realmente lo es.

No he terminado de leerlo pero si me permití dar una vista a mi pasado en sus páginas desde la perspectiva de mi misma hace algunos años.

Debo confesar que me sorprendió leerme, definitivamente el recuerdo se ha modificado en mi memoria, si hiciera el ejercicio en este momento de escribir lo que recuerdo de esa etapa de mi vida el diario y mi relato actual tendrían contenidos diferentes, y formas de relatar también muy distintas.

Encontrarlo me ha servido para rescatar mi adolescencia desde su propia vivencia, ponerla en perspectiva, verla en la distancia, con las distorsiones propias de su edad y no con las que le dan algunas décadas de más.

Defiendo el diario como un instrumento terapéutico, lo utilizo con mis pacientes y ahora lo rescato como una herramienta de síntesis y reconciliación personal altamente poderosa.

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